El impulso al combustible de biomasa forestal reduciría unas 8.500 toneladas anuales de emisiones de CO2
La biomasa se ha convertido en una de las energías renovables con más proyección en España. Primero, por sus beneficios medioambientales, ya que su utilización podría contribuir con la reducción de unas 8.500 toneladas de CO2 al año. Y segundo, por la generación de riqueza. Margarita de Gregorio, coordinadora en la Asociación de Productores de Energías Renovables (APPA), asegura que el sector de la biomasa podría generar, hasta 2020, más de 60.000 puestos de trabajos directos e indirectos.
Uno de sus usos con más potencial es la fabricación de pellets, es decir, pequeños cilindros de madera comprimida a base de virutas, astillas y serrines procedentes de residuos forestales y podas. Estos cilindros, de unos seis milímetros de diámetro, cuentan con una alta densidad energética y se utilizan como combustible para las calderas, en sustitución del gasóleo. Se calcula que unos dos kilos de pellets equivalen aproximadamente a un litro de gasóleo.
La biomasa ya es la mayor fuente de energía renovable en España
España, que según la FAO cuenta con un crecimiento anual de la superficie forestal en torno a las 190.000 hectáreas, está comenzando a vivir un despertar en este campo. Los datos del último Inventario Forestal Nacional cifran en 45 millones de metros cúbicos la posibilidad anual de montes arbolados en España, si bien sólo se está aprovechando un 29% de este potencial. Así, el IDAE (Instituto para la Diversificación y el Ahorro de Energía) prevé que en los próximos tres años la producción de pellets se multiplique por diez en España, alcanzando un total de 600.000 toneladas.
Inversión del Gobierno
Precisamente para favorecer este impulso, la secretaria de Estado de Cambio Climático del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino (MARM), Teresa Ribera, anunció recientemente que el Gobierno ha destinado diez millones de euros al aprovechamiento de la biomasa forestal residual porque contribuye, además, a reducir drásticamente el riesgo de incendios como consecuencia de limpiar los montes de maleza.
El IDAE prevé que en tres años su producción se multiplicará por diez
En este sentido, el último Plan de Acción Nacional en Energía Renovable (Paner), presentando por el Gobierno ante la Unión Europea, establece que España deberá generar 4,85 millones de toneladas equivalentes de petróleo a partir de biomasa para usos térmicos en 2020. Esto sitúa la cifra de consumo, según Antonio Gonzalo Pérez, responsable de marketing de Avebiom (Asociación Española de Valorización Energética de la Biomasa), "entre nueve y 11 millones de toneladas de biomasa al año".
Así, han comenzado a surgir diversos proyectos de producción de pellets por toda la geografía nacional. Andalucía ya cuenta con media docena de plantas de fabricación y otros cuatro proyectos en Córdoba, Granada y Jaén, en las que se aprovechan restos de invernadero, orujo, orujillo y madera.
Otro de los proyectos de aprovechamiento de biomasa y fabricación de pellets se sitúa en el municipio de Valderredible (Cantabria) que, con un presupuesto de diez millones de euros, contribuirá a partir del próximo verano a la generación de 25 empleos directos y medio centenar de puestos temporales, según su alcalde Luis Fernando Fernández, en una región que sufre una despoblación que "ha llevado en los últimos años a pasar de 8.000 a 1.000 habitantes".
Pérez asegura que en el último año se han terminado de construir varias fábricas de tamaño mediano y grande "y aún hay proyectos pendientes de concluir o que están a punto de comenzar a producir". Según las cifras que maneja Avebiom, nuestro país cuenta con 32 plantas de entre 10.000 y 60.000 toneladas al año de capacidad ubicadas por todo el territorio nacional, a las que hay que añadir un número indeterminado de pequeños productores, en su mayoría relacionados con carpinterías o aserraderos.
Consumo en Europa
La utilización de este tipo de combustibles en España aún no está muy extendida, a pesar de que en el resto de Europa hace años que su consumo se consolidó. De hecho, en 2010 Europa consumió alrededor de 11 millones de toneladas de pellets, lo que supuso un crecimiento del 7% respecto a 2009. Entre los mercados europeos que demandan una mayor cantidad de este tipo de biocombustible destacan Suiza, Holanda, Bélgica e Italia que, con 750.000 estufas, es el mayor receptor de las exportaciones españolas.
El objetivo marcado por la Unión Europea de que en 2020 al menos el 20% de su consumo total de energía proceda de energías renovables, unido a la subida en los precios de los carburantes, hacen pensar que la biomasa continúe consolidándose como alternativa en los próximos años.
Sin embargo, el consumo de Europa no está equilibrado con su producción, puesto que sólo el año pasado países como Holanda, Reino Unido y Bélgica tuvieron que importar cerca de 1,6 millones de toneladas de pellets, lo que supone el doble que en 2008
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